El frío en mis husillos está calando de a poquito, es verano y otra vez se me baja la presión, entiendo que debería morir uno de estos días, me contaron que los hospitales no nadan abarrotados pero tampoco atienden, ni con cita. Las palabras de los pájaros cada vez se hacen entendibles, cuentan historias de veranos pasados cuando solían se pichones, y yo solo un poco menos viaja, pero es entretenido saber cómo vieron por primera vez el mundo, me hace recordar a esta mañana, como cada mañana he retomado las circunstancias de este mundo que me corresponden, estoy triste y desaminada, a pesar de eso, siempre puedo sonreír mientras esquivo las mierdas frescas, ojala me cayera una en la cabeza para que alguien se ría, para que alguien ponga cara de asco, que alguien de señales de vida.
Rayos, he estado ciega todo el camino, todos alrededor están revoloteando, los colibríes, los jóvenes en el parque, una que otra abeja muriendo, la ceniza del aire también revolotean de ventana en ventana, es verano y el agua solo emerge de nuestros cuerpos, caigo en la cuenta que todos alrededor estamos vivos, estamos andando, otro de manera indiferente otros de manera feliz, y otros simplemente queriendo sentirse miserables como yo, como hoy.
Los perros empiezan a tirarme piedras, debería ir un poco más lento, las personas son demasiado compasivas como para dejarme entrar esta noche es sus casas, esta mierda está caliente, puedo acurrucarme aquí, espero no amanecer.
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